miércoles, 27 de julio de 2011

CARTA A UN ADIÓS

Querida amiga, hace tiempo que no teníamos una pequeña conversación tú y yo, aunque, la verdad, siempre era yo quien te buscaba. Hemos pasado mucho tiempo juntas, yo consumiéndote y tú promocionándote.
Creo que ha llegado el momento de recordar que ya no te necesito, que he cambiado, de tener manos temblorosas a manos calmadas, y de volver a las  risas y no llanto.
Empiezo de nuevo, que cada día que pasa, con mano amiga, lo voy logrando, sintiéndome que soy yo misma y que no te necesito para levantarme cada día, que he logrado mirarme al espejo sin ya ocultarme detrás de un cristal reciclado para distorsionar mi realidad.
 Cuando me miro veo ya a otra persona que no está dormida, y que ya no te necesita de bastón ficticio que me daba esa falsa sensación de seguridad. 
Me hacías ser otra persona, que no sabía hablar si no estabas en mi boca, en mi mesita y en mi encierro, nada me hacía ver lo hundida que estaba.
Creo que ya no respiraba, ya no vivía y no pensaba, con lo cual, amiga..., Tú y yo siempre estábamos vacías. Pero como ya te he dicho antes, con ayuda y sin bastón, puedo seguir adelante, cueste lo que cueste, yo sigo mi camino y espero no volver a encontrarme en el tuyo.
Sin más que decirte, se despide.
MARY

Posdata: intentaré crecer más para no volver a derrotarme



No hay comentarios:

Publicar un comentario