miércoles, 20 de abril de 2011

AFTER HOURS

AFTER HOURS


En la noche  de Valencia me reencuentro con toda mi vida…    

Atravieso las callejas del Carmen un jueves cualquiera al inicio de la madrugada. Es enero y hace ese frío líquido de nuestra ciudad, que te cala los poros y llega hasta los huesos por más que te abrigues…

El Carmen en jueves, está llenito de gente de copas; como siempre, pero con más luz; con esa mezcla entre lo glamouroso de la antigua tienda de Francis Montesinos y los restos de punkies anclados en los 80´.
Ya no está esa calle Alta tan oscura por la que nos persiguió una panda muy peligrosa una noche loca de fallas; ni existen los “Tres tigres tristes”; aunque sí el bar “Carxofa” con nuevo look .

Que bonita me parece Valencia de noche; me he sorprendido con los arcos góticos tardíos de la antigua Beneficencia. La nostalgia me llevó a cuando mi novia estudiaba la carrera, y yo la recogía con mi R7, o con mi Ibiza, y, sobre todo, con mi amor.

Y atravieso la noche invernal con tanta luz que parece que el frío es menos; como la alcaldesa no paga el recibo… Ya sé, este papel no era para politiqueos, sólo para contar la belleza nocturna de mi Valencia… Bendita casa, y luminoso techo, de tantas honradas personas sin hogar.

Y recorro los árboles del río, Blanquerías y las Torres…

Era todo tan parecido, y a la vez tan distinto. Habían pasado seguramente veintitantos años entre cualquiera de esas dos noches. En la de antaño yo estaría de copas; en la de hoy, venía de recorrer las calles, con los compañeros de RAIS buscando “inquilinos” para el piso de emergencia. Yo soy el mismo, la ciudad es la misma, y los necesitados de ayuda seguramente también. ¿O nadie es realmente el mismo?
Sólo sé que en esas horas, cansado de todo un día laboral y con el metabolismo ralentizado por la madrugada, es muy fácil caer en el pesimismo. Y en maldecir a quienes son responsables de las injusticias del mundo por acción u omisión. Pero no me dejo.

Me subo el cuello de la cazadora a punto de llegar al coche. Me invade un pensamiento indefinido sobre los gobernantes de esta tierra. Me lo trago, porque nadie me oiría al fin y al cabo. Y porque pienso en Javi al pasar por “su cajero”, el cual está libre esta noche, por lo que imagino que está durmiendo a cubierto; bueno, durmiendo o contando chistes sin parar a quien se ponga a su alcance.

Javi: ¡Qué grande es el ser humano para rebosar tanto sentido del humor aunque la vida te vapulee sin piedad!

Rafael García Martínez
Valencia 6 de febrero de 2009



2 comentarios:

  1. Que buen post de nuestro querido Blog!

    Un abrazo compañeros!!

    Javi G.

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  2. He visto la luz de la ciudad, he sentido el frio calarse en mi cuerpo, tu solapa subida con el propósito de protegerte de lo inevitable, de lo incómodo. Y te he visto ahí, a pesar de todo; rescatándote de la comodidad, de la incredulidad, del pesimismo fácil... cuanto más leo tu escrito más cosas me haces ver, puede que lo lea por cuarta vez y consiga verte rescatado por los que intentas ayudar...

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