lunes, 27 de junio de 2011

Me llamo Barbara y tengo casi tres meses

Hola, me llamo Bárbara y tengo casi tres meses. Tiempo más que suficiente como para poder escribir en este blog con conocimiento de causa. Es que le oí a mi madre hablar del blog y le dije que yo podía hacerlo puesto que yo he ido con ella unos cuantos meses al centro de día. “Tú misma” me respondió y me pareció que con cierto aire de alivio.

Recuerdo, cuando yo todavía era pequeña, cómo mi madre le contó a dos chicos que estaba embarazada. Ellos se alegraron mucho y a partir de ese momento, poco a poco, el resto de personas se fueron enterando de que yo iba a venir al mundo y me di cuenta de algo. Empezamos a vivir en un ambiente relajado y distendido en el que todos se preocupaban por nosotras. No nos dejaban coger peso o que nos diera el frío, nos cuidaban si alguien se enfadaba y nos apartaban del conflicto, nos preguntaban qué tal estábamos. También nos daban consejos para que nos cuidáramos, algunos más acertados que otros, y nos hablaban de su experiencia como padres. Cuando nacieron sus hijos, de las emociones que sintieron, de los miedos y los malos ratos.

De repente, hubo un lazo que nos unía más allá del trabajo diario. Había algo que hacía que conectáramos, que nos viéramos con otros ojos. El que yo estuviera hizo salir a la luz otro plano hasta ahora oculto. Pero no sólo con nosotras, con el resto de personas y con las compañeras y compañeros de mi madre la convivencia fluía de manera tranquila y amable.

Me acuerdo de momentos divertidos como cuando jugábamos al parchís y yo daba patadas cuando perdíamos (también cuando ganábamos, ¡eh!). O cuando a alguien se le ocurrió hacer una porra de si sería niño o niña y participó todo el mundo. Yo me reía, porque yo y sólo yo sabía lo que era. Más o menos acertó la mitad y cuando mi madre les dio el resultado fue un momento de alegría, de lágrimas, de besos y abrazos. Hasta los que perdieron se alegraron mucho y nos felicitaron. Después hicimos otra con los nombres pero cuando se lo dijeron nosotras ya no estábamos.

Mi mamá y yo fuimos felices durante el embarazo por muchas razones. Unas son personales y no las voy a contar, claro. Pero otras tuvieron mucho que ver con las personas con las que trabajamos y, por supuesto, con sus compañer@s que siempre estuvieron, y están, ahí, con nosotras. Nos protegieron y nos cuidaron. Ayudaron siempre a mi mamá para que estuviera cómoda y a gusto, para que no nos pasara nada y pudiera nacer.

Por todo eso y por más que ya no me acuerdo porque mi memoria todavía es pequeñita, quise contaros esta historia. 

Y ahora os dejo porque mi madre dice que me tengo que echar la siesta. Y ya le he dicho que no tengo ganas de dormir, que ya querré cuando sea mayor, jo.

Virginia. Alcobendas

1 comentario:

  1. Bienvenida Bárbara!
    Tu entrada a esta vida ha sido por la puerta grande!! Por la puerta que la mayoría de las personas no tienen el privilegio de atisbar!!!

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