lunes, 6 de junio de 2011

Cuando la tristeza se torna esperanza


Me llamo Adama Ndour. Soy senegalés y tengo 30 años. Llegué al Rincón del Encuentro de la Fundación RAIS porque me habían comentado que allí me podían gestionar el Retorno Voluntario a mi país de origen.

Mi historia, como la de muchos otros inmigrantes que llegamos a España, comienza con la ilusión de conseguir una vida mejor en este país, puerta del continente europeo. Mi proyecto migratorio era arriesgado, pero también esperanzador, tanto para mí como para mi familia. Esa familia que dejé en Senegal y a la que ahora vuelvo, con sentimientos y lágrimas en los ojos.

Durante dos años en España y pasando por varias Comunidades Autónomas comencé a vivir la frustración de que la idea de labrarse un futuro en Europa no era como yo imaginaba. No pude regularizar mi situación al carecer de empleo. Tampoco pude encontrar una vivienda digna que me permitiese iniciar un nuevo proyecto de vida.

Pese a tanta adversidad, nunca cejé en mi empeño, hasta que un día el destino, cruel destino, truncó mi sueño. Una llamada telefónica de Senegal me comunicó que mi esposa, Alaissa, madre de mis tres hijas, falleció a causa de un golpe de mar mientras pescaba el alimento diario. No lo dudé en ningún momento, tenía que regresar para hacerme cargo de mis hijas. Son pequeñas: dos, cuatro y cinco años. Tenía que volver, tenía que estar con ellas, tenía que…

Con un dolor inmenso reflejado en mi rostro por la pérdida de mi compañera de vida, llegué al Rincón y solicité ayuda para poder volver lo antes posible a mi pequeño pueblo pesquero en Senegal. Todo el equipo de RAIS se movilizó para agilizar los trámites lo antes posible. Mi historia les conmovió.

Pese al gran dolor que sentía, compartí mis últimos días en España con ellos. El único regalo que les pude ofrecer fue una sonrisa, justo antes de perderme por la puerta de embarque de la Terminal 4 de Barajas. Una sonrisa con la que les quise mostrar mi agradecimiento. Y también la esperanza en una nueva vida que comenzaba. De nuevo en Senegal. De nuevo con mis hijas.

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